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"Lo que existe, lo que no existe" 

Adriana Salazar

 

En la mitología griega algunos personajes tienen la posibilidad de peregrinar por el mundo de los muertos y regresar al mundo de los vivos para contarlo. Su descenso al inframundo (catábasis) constituye la experiencia de un viaje épico, como el realizado por Orfeo, Ulises, Odiseo y Perséfone. Como resultado de su entrada al mundo de los muertos tenemos relatos orales y escritos, que constituyen las huellas de un mundo visto por el viajero. En otras mitologías, como las mesoamericanas, el chamán, viajero por excelencia, sabedor y sanador, es capaz de transitar entre tres mundos: el de arriba, el del medio y el de abajo. El viaje del héroe y el del chamán están profundamente conectados por una pulsión vital; son viajes de saber y viajes de conocimiento.

El artista es hoy un nuevo tipo de viajero, puede elegir a dónde ir y hacerlo, puede hacer recorridos por distintas latitudes y acercase a las reflexiones de botánicos, geógrafos, marineros o comerciantes de otros tiempos. Puede viajar sabiendo cuándo va a regresar o sin intención de volver. Puede hacer un viaje metafórico, revisitando lo más cercano con ojos nuevos, o incluso, puede ir en busca de un mundo que hemos dejado en las márgenes del tiempo, y en este sentido el artista puede (en tanto poder y posibilidad), acercarse al universo del héroe y del chamán.

Este último tipo de viaje es del que Adriana Salazar nos trae evidencia en Lo que existe, lo que no existe. Para la artista resulta inquietante que en nuestro contexto la enorme devoción por los muertos coexista con el incesante irrespeto por la vida. Lo que existe, lo que no existe muestra un primer resultado de sus peregrinaciones al Cementerio Central de Bogotá. Los ejercicios de tiempo presentes en esta muestra nos hablan del mundo de los muertos, pero sobretodo nos dan noticias del mundo de los vivientes que visitan este espacio situado en el corazón de la ciudad. Gracias a su trabajo es posible considerar una vez más cómo las mitologías son expresivas de un profundo deseo por hacer que lo que existe y lo que no existe estén conectados. Tal vez en la complejidad de nuestro presente llegue el instante en que podamos preguntar a la artista:

Tú que vienes desde el mundo/ del país de los vivientes,

dinos si el cielo perdura / y si existe el mundo aún.

Dinos si relampaguea, / si truena y llueve y hay nubes,

y si aún la Vía Láctea / corre y ondula en el cielo;

si hay árboles y jardines / y si las plantas florecen,

si perfuman las colinas / y si las plantas florecen,

si los prados están frescos / y la brisa sopla suave,

si aún brillan en el cielo / las estrellas y el lucero.

¡Si se trizara la lápida / se removiera la tierra,

y los míseros se alzaran / desde sus lechos sin sol!

Volviera nuestro semblante, / tornara la juventud,

pudiera hablar nuestra lengua, / se escuchara nuestra voz,

pisáramos en el mundo, / paseáramos por la tierra

Texto escrito por: Paola Camargo [1] Poema funerario popular cantado por las mirologhistres o plañideras. En este poema, los muertos cantan a los vivos pidiendo noticias de su mundo. En: Castillo Didier, Miguel. Antología de la literatura Neohelénica. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, 1971, pág. 34

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